Dos bloques de dibujo cobran vida y se convierten en dos jóvenes que se persiguen.
Tim Tom (Romain Segaud/Christel Pougeoise, 2002) YouTube
Premio Ars Electronica’03. Trabajo de fin de estudios de la escuela Supinfocom.
Dos bloques de dibujo cobran vida y se convierten en dos jóvenes que se persiguen.
Tim Tom (Romain Segaud/Christel Pougeoise, 2002) YouTube
Premio Ars Electronica’03. Trabajo de fin de estudios de la escuela Supinfocom.
Unos niños votan como mejor película Tim Tom, un corto en blanco y negro.
Generalmente, cuando estamos a punto de ver una película hay una serie de aspectos que nos hacen encasillarla. Una de las “casillas” mas habituales es la de si la película es antigua o moderna. Si se decide que la película es antigua se suele optar por parar la reproducción y sustituirla. Además, si tenemos un público infantil, como es el caso, la exigencia de “modernidad” se multiplica.
Lo interesante, por tanto, es cómo decidimos si el film es antiguo o no. Si cogemos como muestra la película de Tim Tom podemos ver más o menos como funciona el proceso:
• Primer momento: (llamado “sospecha”): Empieza el film y se oye un ruido extraño, propio de las grabaciones mudas de principios del siglo XX. Vamos por mal camino.
• Segundo momento (llamado “peligro”): Aparece los créditos. Estáticos. Tipografía sobria. Y lo peor: parece que están en blanco y negro. Fatal.
• Tercer momento (llamado “de confirmación”): Comienzan las imágenes y, efectivamente, el corto es en blanco y negro. Inadmisible.
Será el momento en que el niño se dirija, convencido, a cambiar la película. Pero en este breve instante comenzará a sonar una guitarra. Una melodía que basta para que el joven espectador, sorprendido, se fije, vaya más lento y tenga tiempo de ver como una mano gigante deja en medio del plano un señor, hecho en 3D, que tiene como cabeza un bloc de notas. Ya está. El joven espectador se lo ha repensado.
Da igual que el decorado sea simple porque los personajes salen del negativo y usan sus perforaciones como escalera. Da igual que la película sea muda porque los personajes bajan hasta la pista de sonido y crean una banda sonora en directo. Da igual porque el corto explota las posibilidades de todos estos elementos “antiguos” con la potencialidad que le otorga la animación en 3D.
La animación permite usar todo tipo de artificios para hablar del propio cine y, al mismo tiempo, explicar la historia de dos protagonistas que no se pueden reunir. Una metáfora de la relación de enemistad que algunos quieren imponer entre el cine tradicional y las nuevas tecnologías. Finalmente la película habla por si misma y combina sin problemas el Photoshop y el After Effects con Mèlies y Django Reinhardt. Es por eso que no se trata de una pieza anticuada, sino todo lo contrario, es la pieza más nueva que podríamos ver. Y si no que se lo pregunten al moderno jurado del festival de Auch, Francia.
Francesc Terrades
junio 2009