Una criatura sin cara lucha por encontrar su identidad.
Masks (Piotr Karwas, 1998) YouTube
Primera obra del polaco Piotr Karwas, creador de los efectos visuales de varias películas notables.
Una criatura sin cara lucha por encontrar su identidad.
Masks (Piotr Karwas, 1998) YouTube
Primera obra del polaco Piotr Karwas, creador de los efectos visuales de varias películas notables.
La genial primera obra de Piotr Karwas (colaborador en, entre otros, los efectos especiales de la trilogía de The Lord of the rings, Charlie and the chocolate factory o la reciente The curious case of Benjamin Button) es una pieza repleta de sensibilidad y con un profundo mensaje. Se trata de un hombre de madera en busca de su rostro, que va construyendo y destruyendo sin conseguir encontrar su verdadera identidad. Es la búsqueda del sentido mismo de la existencia del personaje, pero explicada con tal agudeza que se hacen casi visibles al espectador las expresiones que el mismo protagonista no puede articular.
Además de por lo excelente de su contenido, destaca lo cuidado de las formas de este cortometraje. En un único espacio se dividen dos zonas, la de construcción y la de reflexión del protagonista frente al espejo. Es un espacio oscuro, turbio, con la única luz de una lámpara, por el que se reparten objetos tirados por el suelo, como reflejando el desorden del artista protagonista. Destaca la madera, tanto del protagonista como de los muebles, de una textura casi áspera a la vista, con tonos verdosos. Pero pese al material del que está hecho, el protagonista resulta casi humano por los movimientos que realiza: sus manos tienen una flexibilidad y un movimiento tan naturales que son casi reales a ojos del espectador. Además, cada uno de los rostros que crea (siempre con la misma forma) son esculpidos con muchísima precisión por Karwas, de tal manera que quién los ve los identifica como rostros neutros, que no expresan nada.
Con la animación consigue Piotr Karwas que una cara lisa, sin ojos, labios o arrugas (instrumentos básicos de expresión) sean para quien los ve un verdadero reflejo interior del personaje. Demuestra, pues, su capacidad para animar y crear todos los sentimientos sin necesidad de utilizar el rostro. Y, además, transmite la tensión y desesperación que siente el personaje en búsqueda de sentido. La profundidad de las emociones gana por completo a lo plano del escenario, sobre el que destaca un protagonista con volumen, con muchísima personalidad, sencillamente compuesta por formas geométricas como líneas o cilindros. Es, sin duda, una grandísima obra maestra en todos los sentidos.
Cati Moyà
junio 2009