Galería 3D  

La primera película de Madagascar fue hecha en el año 2005 y fue dirigida por Eric Darnell i Tom McGrath.

Esta película de la productora DreamWorks y SKG trata la vida de 4 animales (un león, una jirafa, un hipopótamo y una cebra) que viven cómodamente en el zoológico de Central Park hasta que un día se encuentran en la isla de Madagascar donde tienen que buscar-se la vida como puedan.

La forma de realizar un film en 3D tiene poco que ver con las películas de toda la vida. Los filmes animados parten de una base donde no hay nada; ni actores ni espacio real. Por lo tanto, se podría afirmar el riesgo en el que se embarcaron los primeros realizadores y productores de este tipo de cine. Perfectamente podría haberse estancado en una mera reproducción mecánica de una realidad totalmente falsa y robotizada.

Pero poco a poco el cine de animación ha ido creciendo y explorando nuevas posibilidades para fascinar al público. Es evidente que partiendo prácticamente de una tabula rasa hay que intentar buscar algún tipo de estrategia que lo desvincule del cine convencional. Y precisamente por ese motivo el cine de animación en 3D explota principalmente 3 elementos básicos: el sentido del humor, una movilidad exagerada de los personajes así como una gran expresividad del rostro, un ritmo ágil y sobretodo, una gran cantidad de efectos especiales que, al fin y al cabo, es lo que busca la gente.

El hecho de que los personajes de las películas de animación sean animales también le juega a favor ya que cabe la posibilidad de personalizarlos y otorgarles cualidades no tan solo humanas sino interpretativas.

La película de Madagascar también hace una autocrítica de la sociedad. Ha sido una idea muy inteligente utilizar a los animales que viven en jaulas para hacer una reflexión de la libertad del ser humano. ¿Dónde está la libertad? ¿Quizás ha existido siempre pero ni nos hemos molestado en intentar alcanzarla?

Puede que el hecho de que nos provoque risa el comportamiento de éstos animales sea porque, en realidad, nos vemos demasiado reflejados en ellos.
Y es aquí donde cabe destacar la astucia del cine animado ya que no se ha limitado en mostrar objetos o animales hablantes sino que ha depositado una moraleja que invita a la reflexión.

Por lo tanto seria un error considerar el cine de dibujos animados como infantiloide y carente de significado.