Durante la edad de hielo un tigre, un oso perezoso y un mamut encuentran un niño y tratan de devolverlo a su tribu.
Ice Age (Chris Wedge/Carlos Saldanha, 2002)
La edad de hielo – Tráiler YouTube
Primer largometraje de la factoría Blue Sky Studios. Después le seguiría Ice Age 2: The Meltdown (Carlos Saldanha, 2006).
La Edad de Hielo está llegando. Curiosamente, los animales ya lo saben, y están emigrando hacia el sur. Pero hay alguien que no quiere seguir la corriente: Manfred, el mamut ceñudo. Y hay alguien a quien su familia ha dejado: el perezoso Sid. El azar hará que se encuentren, y que juntos encuentren también un niño, al que Diego, un tigre, quiere secuestrar para vengarse de un ataque que los humanos hicieron a su manada. Pero lo importante de esta película no es el argumento, sino los personajes que viven en él. Superficialmente, son personajes totalmente lejanos a nosotros, los espectadores; son animales prehistóricos que no hemos podido conocer (el más afortunado quizás habrá visto sus huesos). Pero psicológicamente son reflejos de muchos de los hombres de la actualidad.
Manfred, el mamut, es alguien a quien la vida ha decepcionado. Un grupo de humanos, en su lucha para la supervivencia, le arrasó su familia. Su reacción: alejarse de la sociedad. Diego ha tenido una experiencia similar, a la que responde con otro tipo de reacción: la venganza. A lo largo del film, los dos personajes evolucionaran hacia un mismo camino, ambos acabarán perdonando sus atacantes y descubriendo el valor de la amistad (o, como veremos más adelante, de la familia). Sid, por su parte, no es más que alguien a quien, por su forma de ser, la sociedad no acepta, i a quien, con la convivencia, Manfred y Diego acabaran admitiendo.
Parece que esta mezcla de personalidades vaya encarada a transmitir valores modernos tales como la amistad, la solidaridad o el altruismo. Sin embargo, este discurso trae de trasfondo otros valores mucho más potentes, y bastante menos modernos. En realidad, estos personajes no nos son mostrados como un grupo, sino como una familia. Manfred y Diego ejercen indudablemente de sabios progenitores, y Sid de inocente e insensato predecesor. Y lo que mueve a los dos primeros a ayudar al último a devolver el bebé no es altruismo, sino el instinto maternal (o paternal) que el niño les despierta, y que les hace entender lo importante que es para su familia humana. No es que de repente el malo se convierta en bueno; es que el malo descubre que en la vida hay algo intocable e indestructuble: la institución familiar.
Justamente por eso, la historia termina como termina. Los animales devuelven el niño a su padre y se vuelven para atrás. A algunos espectadores, en ver la secuencia, se nos ocurre por unos instantes que, ya que todos son tan buenos, podrían unirse y seguir juntos el camino. Esto sería amistad. Esto sería altruismo. Pero la familia es la familia. Esto es lo que realmente nos enseña el film. Tener amigos es muy bonito, pero, al final, cada uno en su casa.
Aina Moltó
junio 2009