Recreación del Coliseo de Roma, miles de actores virtuales, etc. Oscar 2001 a los efectos visuales producidos por The Mill.
“Una vez hubo un sueño, ese sueño era Roma y debe ser alcanzado…”
Tal vez esta frase pronunciada por el protagonista de Gladiator (2000) defina a la perfección el deseo que durante siglos acompañó a muchos hombres que a través de sus libros y pinturas intentaron resucitar el espíritu la ciudad que una vez domino el mundo. Tal vez esta frase también defina a la perfección lo que paso por la mente de Riddley Scott cuando emprendió el ambicioso proyecto de Gladiator, un film que mostraría Roma como nunca antes la habíamos visto.
Gladiator narra la historia de Máximo Meridio Segundo un general romano que después de ser traicionado por sus superiores acaba luchando como gladiador en el coliseo. Con la ayuda de sus compañeros, Máximo deberá sobrevivir en la arena para poder llevar a cabo su venganza contra Cómodo, el emperador que le traicionó.
Así pues, Gladiator es un film que recupera el espíritu de los clásicos péplums de los cincuenta como Quo Vadis o Espartaco. Este film, pero, lleva la épica un punto mas allá gracias al buen hacer del director británico Ridley Scott quien combina con buen gusto e inteligencia imágenes propias de cine de autor con escenas de acción filmadas al más puro estilo Hollywoodiense.
Gladiator también destaca por el uso y perfecta integración de numerosos efectos digitales, imprescindibles para recrear con el máximo detalle posible la bulliciosa urbe romana. La postproducción corrió a cargo de The Mill, una empresa británica especializada en efectos digitales por ordenador. Con Gladiator, The Mill impresionó a profesionales y profanos gracias a esplendidos “trucajes” como la integración de tigres de bengala -grabados sobre croma- en una escena de lucha en la arena, la creación de gigantescas nubes de flechas disparadas por arqueros o la reconstrucción digital de los pisos superiores del coliseo romano (solo se construyo el decorado de la parte inferior) así como la recreación de su público partiendo de un pequeño grupo de extras grabado desde diferentes ángulos.
En resumen, Gladiator es una película excelsa que revitalizó a principios del S XXI el cine épico de acción y que demostró como las técnicas digitales de postproducción no estaban reservadas al género de la ciencia ficción sino que, bien computadas e integradas, podían contribuir a explicar mejor cualquier tipo de historia.
“Una vez hubo un sueño, ese sueño era Roma y debe ser alcanzado…”
Tal vez esta frase pronunciada por el protagonista de Gladiator (2000) defina a la perfección el deseo que durante siglos acompañó a muchos hombres que a través de sus libros y pinturas intentaron resucitar el espíritu la ciudad que una vez domino el mundo. Tal vez esta frase también defina a la perfección lo que paso por la mente de Riddley Scott cuando emprendió el ambicioso proyecto de Gladiator, un film que mostraría Roma como nunca antes la habíamos visto.
Gladiator narra la historia de Máximo Meridio Segundo un general romano que después de ser traicionado por sus superiores acaba luchando como gladiador en el coliseo. Con la ayuda de sus compañeros, Máximo deberá sobrevivir en la arena para poder llevar a cabo su venganza contra Cómodo, el emperador que le traicionó.
Así pues, Gladiator es un film que recupera el espíritu de los clásicos péplums de los cincuenta como Quo Vadis o Espartaco. Este film, pero, lleva la épica un punto mas allá gracias al buen hacer del director británico Ridley Scott quien combina con buen gusto e inteligencia imágenes propias de cine de autor con escenas de acción filmadas al más puro estilo Hollywoodiense.
Gladiator también destaca por el uso y perfecta integración de numerosos efectos digitales, imprescindibles para recrear con el máximo detalle posible la bulliciosa urbe romana. La postproducción corrió a cargo de The Mill, una empresa británica especializada en efectos digitales por ordenador. Con Gladiator, The Mill impresionó a profesionales y profanos gracias a esplendidos “trucajes” como la integración de tigres de bengala -grabados sobre croma- en una escena de lucha en la arena, la creación de gigantescas nubes de flechas disparadas por arqueros o la reconstrucción digital de los pisos superiores del coliseo romano (solo se construyo el decorado de la parte inferior) así como la recreación de su público partiendo de un pequeño grupo de extras grabado desde diferentes ángulos.
En resumen, Gladiator es una película excelsa que revitalizó a principios del S XXI el cine épico de acción y que demostró como las técnicas digitales de postproducción no estaban reservadas al género de la ciencia ficción sino que, bien computadas e integradas, podían contribuir a explicar mejor cualquier tipo de historia.
Marc Gimeno
junio 2010