Los hombres quieren destruir el bosque, pero los animales que lo habitan se resisten.
Espíritu del bosque (David Rubin, 2008)
Tráiler YouTube
Continuación de El bosque animado. Producida por Dygra.
Los hombres quieren destruir el bosque, pero los animales que lo habitan se resisten.
Espíritu del bosque (David Rubin, 2008)
Tráiler YouTube
Continuación de El bosque animado. Producida por Dygra.
“Espíritu del bosque” es la secuela de la premiada película española “El bosque animado, sentirás su magia” (Ángel de la Cruz, Manolo Gómez, 2001) con dos Goyas, uno a la mejor película de animación y el otro a la mejor canción original. Representó por tanto, un gran paso para la historia del cine de animación española. No obstante, siete años más tarde Dygra Films nos vuelve a sumergir en la naturaleza de un bosque con vida propia con “Espíritu del bosque” (David Rubín, Juan C. Peña), que no ha avanzado en absoluto. La técnica se ha quedado en el mismo lugar aún habiendo pasado tanto tiempo y sus personajes tampoco han evolucionado. Los animales protagonistas se vuelven a enfrentar a un problema similar al que ya se habían enfrentado en la película anterior, reafirmando la tradicional lucha entre la voluntad destructora de los hombres frente a la armonía del bosque y de sus habitantes.
“Espíritu del bosque” es una historia ultra conocida, con personajes demasiado estereotipados, con una problemática que ya se ha planteado en infinidad de películas y que no aporta nada nuevo, y con un ritmo poco digerible, donde todo lo que ocurre se presenta con una simplicidad extrema. No está de más decir que es una película estrictamente infantil, y que se ajusta bien a su público. Pero si uno se aparta del infantilismo no puede dejar de pensar que a ese universo le falta magia, complejidad, más escenarios y más acción que requiere la propia narración.
El trabajo técnico es en ocasiones un tanto presuntuoso, sin llegar a evitar que salten a la vista los defectos de dinámica, fluidez, ritmo y expresividad en las escenas de más acción. Tampoco se trata de desprestigiar el esfuerzo y empeño de los animadores, su oficio no es fácil, pero sería de agradecer que hubiera un trabajo más esmerado en cuanto a iluminación y a la integración de figura y fondo. Pues en muchas ocasiones se nos presta una sensación de atomización de elementos que impide que tengamos una noción de imagen unificada. A pesar de esto, hay una buena planificación de las secuencias y del uso de la cámara subjetiva, que salva los momentos más flojos impidiendo que nos centremos en un punto de imperfección, como determinadas texturas de un árbol talado o un hueco en una pared que no acaban de dar el pego.
La película es una animación que se queda corta en cuanto a logros técnicos y en cuanto a narrativa, pero no precisamente por falta de voluntad. Por ello Dygra Films se propone nuevos retos, cada vez con un grado más de dificultad añadida. Este diciembre de 2010 vuelven con una aventura animada, esta vez estereoscópica, llamada “Noche de ¿paz?”. Esperemos que poco a poco se vayan superando y que no cese ese afán de ir progresando día a día.
Maia Raigorodsky
mayo 2010