Una expedición soviética/norteamericana viaja a Júpiter para descubrir qué sucedió en la nave Discovery nueve años antes con ocasión de la odisea de 2001.
2010 Odyssey Two (Peter Hyams, 1984)
2010 Odisea dos – Tráiler YouTube
Esta secuencia de contacto con Europa, la luna de Júpiter, supone un adelanto visionario de lo que se observa desde una nave actual al aterrizar en un astro.
La increíble fascinación que despertó en todo el mundo “2001 Space Odissey” hacía muy difícil cualquier posible continuación sin defraudar a nadie. La belleza que Kubrick había conseguido era difícil de igualar, aunque posiblemente una nueva historia interesante y diferente podría hacer prescindir la poética de la original (de argumento indescifrable).
El realismo que consiguieron en el 68, del que aseguran que los Estados Unidos se sirvieron para rodar un falso aterrizaje en la luna, ahora era más asequible; en 1977 Star Wars transformó el mundo de los efectos especiales en el cine fantástico, igualando la espectacularidad de la película de Kubrick.
Odisea Dos se encontraba en el terreno delicado de las secuelas suportando el peso de una obra Magna del cine. Debía marcarse alguna distancia entre ambas. El nivel argumental lo aportó Arthur C. Clark (autor de las novelas de la saga), que forzó la inteligibilidad de la historia por encima del interés para el espectador. Quizá como venganza, o como oportunidad robada quince años atrás, por Kubrick, esta elección de Clark solo satisfacía a un puñado de entusiastas por la ciencia ficción y la tecnología, pero no llegaba a interesar a la gran extensa masa de público. La primera parte de la ecuación no resolvía el problema.
Al otro lado de la balanza Peter Hyams fue el encargado de traducir en imágenes las preocupaciones y deseos de Clark. El único verdadero acierto que se le puede atribuir es buscar nuevas formas visuales que Kubrick no tenia para su película. Las imágenes generadas por ordenador eran la opción para ese momento.
Siguiendo un principio clave de los efectos visuales, el mejor resultado no lo da sólo un engaño, se necesita más de uno, combinó todas las disciplinas en efectos que el mismo había práctico en sus anteriores películas. Pero aun quedaba una asignatura pendiente: los aterrizajes. Para los que combinó imágenes a las que ya estábamos acostumbrados, por Alien, Atmosfera Cero o la misma Star Wars (películas en que naves construidas en plató se combinaban con diseños esquemáticos, realizados a veces en 3D, en los monitores de las naves y con imágenes de maquetas) con otras nuevas.
En esta película, quizá más que en las otras que se hacían por aquel momento, era importante la figura de los científicos como observadores desde la nave, espectadores de una realidad misteriosa que no pueden controlar. Y por otra parte las relaciones que establecen los amerizajes de las naves entre si y los aterrizajes en las lunas, suponen un interés motivado por el argumento. Esta atracción que ya se siente en la película de Kubrick y que conduce a los personajes por el espacio tiene aquí la idea de repulsión en su respuesta: «Todos estos mundos son para vosotros, excepto Europa, no intentéis aterrizar allí”.
Manel Fernández Escobar
junio 2010