Cortometraje basado en la novela de ciencia ficción del siglo XIX de Edwin Abbott sobre las 2 y 3 dimensiones de la realidad.
Flatland (Ladd Ehlinger, 2007)
Fragmento YouTube
Primer cortometraje animado y producido por una sola persona. Web oficial.
¿Qué le dice un cuadrado a un cubo? Esta es alguna de las cuestiones a las que responde Flatland, una película basada en un relato de Edwin S. Abbot que trata sobre las relaciones entre las distintas dimensiones que conocemos o imaginamos (1D, 2D, 3D, 4D…) La historia nos propone las curiosidades de un hipotético diálogo entre las figuras que habitan estas dimensiones y sus posibles consecuencias.
La estética, en conjunto, es bastante kitsch, tanto el trabajo de color como el de luz parecen realizados directamente por las opciones predeterminadas del programa infográfico utilizado. Hablar de un mundo imaginario no quiere decir, necesariamente, la saturación extrema de los colores ni el uso de unas texturas estrambóticas que no aportan nada más que una primera impresión de rechazo.
Esta falta de atractivo estético, no obstante, no tiene por qué esconder las virtudes que tiene la película. Líneas, puntos, esferas y mundos dimensionales. Parece que la animación, y en concreto la animación 3D, es la vía idónea para representar esta fantástica historia. Y así es. Es posible que se eche en falta un mayor uso de algunos de los recursos cinematográficos que ofrece la historia, como una visión de los distintos puntos subjetivos de cada dimensión.
Realmente el mayor acierto de la película es que se adapta el texto de Abbott de forma correcta para su comprensión. En un principio la historia es como una clase magistral donde el autor – que era profesor – nos explica unos principios geométricos básicos inventándose una serie de mundos y personajes peculiares. Lo que pasa es que una vez enredados con ideas tan esenciales como la configuración o el espacio se hace difícil no hablar de aspectos más trascendentales. Y es aquí dónde lo que podría ser una simple explicación de EGB coge fuerza y se convierte en toda una metáfora de nuestra sociedad.
Escrito hace más de un siglo, el relato se avanza a alguna de las ideas políticas que Orwell y Huxley imaginarían cincuenta años después y predice algunos aspectos totalmente contemporáneos. Es curiosa la obsesión de las figuras del mundo 2D por su forma y por la configuración perfecta. Asimetrías o lados desiguales son motivo de internamiento en los llamados “Centros de reconfiguración”, la versión flatlandiana de las actuales “Corporaciones dermo-estéticas”.
Se trata, por tanto, de un relato antiguo que está plenamente vigente ya que habla sobre la forma y como esta configura nuestras convenciones y, con ello, la manera en que vivimos. Unos aspectos que parece que solo pondremos en cuestión el día que un bicho cuatridimensional venga a abrirnos los ojos.
Francesc Terrades
junio 2009