Los créditos de esta película constituyen la primera secuencia cinematográfica con imágenes creadas por un ordenador… analógico.
Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958) Vértigo – Secuencia de créditos YouTube
Obra de Saul Bass.
Un rostro de mujer fragmentado, unos labios… Labio: Cada uno de los rebordes exteriores carnosos y móviles de la boca de los mamíferos. Órgano del habla. ¿Sólo? Yo diría que es uno de los órganos más sensuales del cuerpo humano. Las mujeres nos los pintamos para seducir… Seducir: Engañar con arte y maña; persuadir suavemente para algo malo. No olvidemos que de los labios salen también las mentiras. En esta ocasión, sale un nombre, James Stewart, actor que da vida al protagonista masculino que será seducido y engañado durante todo el film. De los labios a los ojos, un par de ojos que miran primero hacia su izquierda y, acto seguido, hacia su derecha, por lo que podríamos hablar de la idea del doble: la verdad y la mentira, Eros y Tánatos, el día y la noche, el mundo de los vivos y el mundo de los muertos… Recordemos que la película también fue conocida como “De entre los muertos”, título de la novela simbolista de Pierre Boileau y Thomas Narcejac en la que está basada. En esta ocasión, de los ojos sale el nombre de la actriz protagonista, Kim Novak, que da vida al fantasma de la historia. Pero aun falta lo más importante y, para ello, nos centramos en un solo ojo, el ojo voyeur, el que todo lo ve y que nos observa a nosotros también, Alfred Hitchcock, demiurgo de la obra cinematográfica. Finalmente, a través de un tinte rojo necrófilo, se nos presenta el título de la película, Vértigo, y acompañado de numerosos espirales hipnóticos (vertiginosos) y de una banda sonora magistral de Bernard Herrmann, poco a poco se nos va presentando, adentrando y atrapando en la historia para no dejarnos escapar hasta que el film no finalice. Así pues, ¿qué está pasando?
Cuando, tal día como hoy, hace ya medio siglo, se estrenó Vértigo (la que entonces era la última película de Alfred Hitchcock) en las salas de cine de Estados Unidos, la reacción del público y de la crítica no fue precisamente de entusiasmo. La revista “Time” la definió como “un disparate”. Y es que esta historia llena de psicología de obsesión, pasión y engaño, no fue muy comprendida. Sin embargo, después de cinco décadas, es considerada como una obra de culto, no solo por parte de su director, sino por sus magníficos e hipnóticos títulos de crédito que he descrito anteriormente. El autor de esta pequeña obra fue Saul Bass. Digo “pequeña obra” porque, por primera vez en la historia del cine, Saul Bass a través de sus títulos de crédito, no sólo presenta el equipo que conforma la obra audiovisual, sino que crea “microrelatos” para presentar de qué irá la historia, es decir, el argumento de ésta, por eso se le consideró maestro de la concisión visual.
Bass estudió diseño gráfico en la Universidad de Nueva York y llegó a Hollywood a medianos de los años cuarenta para incorporarse al departamento de publicidad de la Warner. Normalmente, los carteles se diseñaban utilizando los retratos de los actores principales como gancho para el público que quería ver a sus estrellas favoritas, pero Bass empezó a crear estilizados diseños abstractos y ricos en contenido simbólico que de un golpe visual conseguían llamar la atención del espectador. Poco a poco, Bass se convertiría en el mejor creador de títulos de crédito, siendo autor de películas como: El hombre del brazo de oro, Vértigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, West Side Story, Espartaco, El Padrino, Casino, Alien…
Ahora bien, lo espectacular de los créditos de Vértigo (como todas las películas que diseñó en sus inicios), a parte de su diseño, son las técnicas utilizadas. Los créditos de esta película constituyen la primera secuencia cinematográfica con imágenes creadas por un ordenador analógico. Así pues, Bass se inspiró en una instalación arquitectónica compuesta por espirales formadas por segmentos de cristal y la animación se hizo de forma mecánica utilizando unos mecanismos semejantes a los utilizados por las ametralladoras de los aviones de la IIGM. Cabe decir que sus técnicas de color y movimiento incorporado, no serían lo mismo sin el acompañamiento de la música en conjunción con el diseño cinético para conseguir en el espectador la respuesta emocional buscada. Así pues, con el transfondo musical de un obsesivo motivo de tres notas pinzadas en el arpa y los inquietantes espirales en movimientos giratorios, el espectador, sin darse cuenta, ya ha entrado en las obsesiones y miedos del protagonista.
Por último, decir que para los que pensaran que los créditos de Vértigo se inician con el rostro femenino de su protagonista, Kim Novak, están muy equivocados, sino que Bass y Hitchcock ya están empezando a anunciar todo el juego de engaños, apariencias y falsas realidades de esta magnífica obra.
Para concluir todo lo mencionado anteriormente, os dejo con una cita de Martin Scorsese refiriéndose al mago de los títulos de crédito: “Cuando su trabajo aparece en la pantalla, la propia película comienza realmente”
Un rostro de mujer fragmentado, unos labios… Labio: Cada uno de los rebordes exteriores carnosos y móviles de la boca de los mamíferos. Órgano del habla. ¿Sólo? Yo diría que es uno de los órganos más sensuales del cuerpo humano. Las mujeres nos los pintamos para seducir… Seducir: Engañar con arte y maña; persuadir suavemente para algo malo. No olvidemos que de los labios salen también las mentiras. En esta ocasión, sale un nombre, James Stewart, actor que da vida al protagonista masculino que será seducido y engañado durante todo el film. De los labios a los ojos, un par de ojos que miran primero hacia su izquierda y, acto seguido, hacia su derecha, por lo que podríamos hablar de la idea del doble: la verdad y la mentira, Eros y Tánatos, el día y la noche, el mundo de los vivos y el mundo de los muertos… Recordemos que la película también fue conocida como “De entre los muertos”, título de la novela simbolista de Pierre Boileau y Thomas Narcejac en la que está basada. En esta ocasión, de los ojos sale el nombre de la actriz protagonista, Kim Novak, que da vida al fantasma de la historia. Pero aun falta lo más importante y, para ello, nos centramos en un solo ojo, el ojo voyeur, el que todo lo ve y que nos observa a nosotros también, Alfred Hitchcock, demiurgo de la obra cinematográfica. Finalmente, a través de un tinte rojo necrófilo, se nos presenta el título de la película, Vértigo, y acompañado de numerosos espirales hipnóticos (vertiginosos) y de una banda sonora magistral de Bernard Herrmann, poco a poco se nos va presentando, adentrando y atrapando en la historia para no dejarnos escapar hasta que el film no finalice. Así pues, ¿qué está pasando?
Cuando, tal día como hoy, hace ya medio siglo, se estrenó Vértigo (la que entonces era la última película de Alfred Hitchcock) en las salas de cine de Estados Unidos, la reacción del público y de la crítica no fue precisamente de entusiasmo. La revista “Time” la definió como “un disparate”. Y es que esta historia llena de psicología de obsesión, pasión y engaño, no fue muy comprendida. Sin embargo, después de cinco décadas, es considerada como una obra de culto, no solo por parte de su director, sino por sus magníficos e hipnóticos títulos de crédito que he descrito anteriormente. El autor de esta pequeña obra fue Saul Bass. Digo “pequeña obra” porque, por primera vez en la historia del cine, Saul Bass a través de sus títulos de crédito, no sólo presenta el equipo que conforma la obra audiovisual, sino que crea “microrelatos” para presentar de qué irá la historia, es decir, el argumento de ésta, por eso se le consideró maestro de la concisión visual.
Bass estudió diseño gráfico en la Universidad de Nueva York y llegó a Hollywood a medianos de los años cuarenta para incorporarse al departamento de publicidad de la Warner. Normalmente, los carteles se diseñaban utilizando los retratos de los actores principales como gancho para el público que quería ver a sus estrellas favoritas, pero Bass empezó a crear estilizados diseños abstractos y ricos en contenido simbólico que de un golpe visual conseguían llamar la atención del espectador. Poco a poco, Bass se convertiría en el mejor creador de títulos de crédito, siendo autor de películas como: El hombre del brazo de oro, Vértigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, West Side Story, Espartaco, El Padrino, Casino, Alien…
Ahora bien, lo espectacular de los créditos de Vértigo (como todas las películas que diseñó en sus inicios), a parte de su diseño, son las técnicas utilizadas. Los créditos de esta película constituyen la primera secuencia cinematográfica con imágenes creadas por un ordenador analógico. Así pues, Bass se inspiró en una instalación arquitectónica compuesta por espirales formadas por segmentos de cristal y la animación se hizo de forma mecánica utilizando unos mecanismos semejantes a los utilizados por las ametralladoras de los aviones de la IIGM. Cabe decir que sus técnicas de color y movimiento incorporado, no serían lo mismo sin el acompañamiento de la música en conjunción con el diseño cinético para conseguir en el espectador la respuesta emocional buscada. Así pues, con el transfondo musical de un obsesivo motivo de tres notas pinzadas en el arpa y los inquietantes espirales en movimientos giratorios, el espectador, sin darse cuenta, ya ha entrado en las obsesiones y miedos del protagonista.
Por último, decir que para los que pensaran que los créditos de Vértigo se inician con el rostro femenino de su protagonista, Kim Novak, están muy equivocados, sino que Bass y Hitchcock ya están empezando a anunciar todo el juego de engaños, apariencias y falsas realidades de esta magnífica obra.
Para concluir todo lo mencionado anteriormente, os dejo con una cita de Martin Scorsese refiriéndose al mago de los títulos de crédito: “Cuando su trabajo aparece en la pantalla, la propia película comienza realmente”
Nerea Tomás
junio 2009