La mayoría de espacios y edificios recreados en este corto existen en la realidad. Web del film.
La palabra fotorealista parece creada para describir este cortometraje. Una obra maestra del modelado 3D que logra confundirse con la realidad.
Jorge Seva, nacido en Alicante en el 1979, es el responsable del modelado, el texturizado, la animación, la posproducción, el montaje, el diseño de sonido y la banda sonora bajo el seudónimo de Alex Roman. Las nuevas tecnologías han hecho posible la realización de una ambición personal sin moverse del escritorio. Ya no hace falta ni un gran equipo ni una gran financiación. Tiempo, tenacidad y paciencia son los únicos requisitos para llevar a cabo cualquier proyecto, y este cortometraje es el ejemplo. El término “one man band” (una persona que toca todos los instrumentos) define también la labor del autor.
En cuanto a los contenidos, son extremadamente simples: Un viaje transversal entre los artes arquitectónico i el fotográfico. Según la clasificación de Hegel, el Tercer y el Séptimo artes. Y esa simplicidad que el autor quiso darle genera un resultado que a simple vista es indistinguible de la realidad. El trabajo de “The Third & The Seventh” destaca evidentemente por su realismo, pero no sólo en el campo del modelado 3D. Los pequeños detalles son los que convierten el corto en lo que es. Sólo hay que escuchar los sutiles efectos de sonido, la vibración de la cámara, los pequeños cambios de foco. Consiguen recrear la realidad precisamente por la falta de perfección.
La perfección es, irónicamente, el elemento que más daño ha hecho a la animación 3D. Tradicionalmente, los entornos tridimensionales eran siempre demasiado perfectos, demasiado ordenados, las superficies eran planas, la luz estaba bien distribuida y las líneas eran siempre geométricas. La realidad es imperfecta, y es muy difícil que una máquina genere este tipo de elementos. Afortunadamente, Alex Román consiguó situarse en un punto intermedio entre las posibilidades y las expectativas: Por un lado escogió como tema la arquitectura, donde la geometría ya es un elemento aceptado. Por el otro, generó literalmente suciedad. Utilizando aplicaciones como VrayDirt ensució las texturas y las líneas. En palabras del autor “quería contar lo que hay, lo que se ve, lo que existe, lo que se puede fotografiar; y no una hipotética “maqueta” de lo que podría ser.”
El trabajo de los materiales es excelente, así como el de la luz. Todo con el objetivo de homenajear la belleza de estructuras ya existentes, edificios emblemáticos admirados por el autor. La pretensión del cortometraje no va mas allá que ejercer de espectador. La contemplación a través del ojo fotográfico y la composición bastan.
Pero Alex Roman no tiene suficiente con esta obra. Ha declarado en una entrevista que además de continuar con su trabajo como animador 3D, seguirá desarrollando proyectos independientes en el futuro. La atención que ha generado su cortometraje (más de 2 millones de visitas en Vimeo) seguro le proporciona el apoyo necesario para seguir creando.
La palabra fotorealista parece creada para describir este cortometraje. Una obra maestra del modelado 3D que logra confundirse con la realidad.
Jorge Seva, nacido en Alicante en el 1979, es el responsable del modelado, el texturizado, la animación, la posproducción, el montaje, el diseño de sonido y la banda sonora bajo el seudónimo de Alex Roman. Las nuevas tecnologías han hecho posible la realización de una ambición personal sin moverse del escritorio. Ya no hace falta ni un gran equipo ni una gran financiación. Tiempo, tenacidad y paciencia son los únicos requisitos para llevar a cabo cualquier proyecto, y este cortometraje es el ejemplo. El término “one man band” (una persona que toca todos los instrumentos) define también la labor del autor.
En cuanto a los contenidos, son extremadamente simples: Un viaje transversal entre los artes arquitectónico i el fotográfico. Según la clasificación de Hegel, el Tercer y el Séptimo artes. Y esa simplicidad que el autor quiso darle genera un resultado que a simple vista es indistinguible de la realidad. El trabajo de “The Third & The Seventh” destaca evidentemente por su realismo, pero no sólo en el campo del modelado 3D. Los pequeños detalles son los que convierten el corto en lo que es. Sólo hay que escuchar los sutiles efectos de sonido, la vibración de la cámara, los pequeños cambios de foco. Consiguen recrear la realidad precisamente por la falta de perfección.
La perfección es, irónicamente, el elemento que más daño ha hecho a la animación 3D. Tradicionalmente, los entornos tridimensionales eran siempre demasiado perfectos, demasiado ordenados, las superficies eran planas, la luz estaba bien distribuida y las líneas eran siempre geométricas. La realidad es imperfecta, y es muy difícil que una máquina genere este tipo de elementos. Afortunadamente, Alex Román consiguó situarse en un punto intermedio entre las posibilidades y las expectativas: Por un lado escogió como tema la arquitectura, donde la geometría ya es un elemento aceptado. Por el otro, generó literalmente suciedad. Utilizando aplicaciones como VrayDirt ensució las texturas y las líneas. En palabras del autor “quería contar lo que hay, lo que se ve, lo que existe, lo que se puede fotografiar; y no una hipotética “maqueta” de lo que podría ser.”
El trabajo de los materiales es excelente, así como el de la luz. Todo con el objetivo de homenajear la belleza de estructuras ya existentes, edificios emblemáticos admirados por el autor. La pretensión del cortometraje no va mas allá que ejercer de espectador. La contemplación a través del ojo fotográfico y la composición bastan.
Pero Alex Roman no tiene suficiente con esta obra. Ha declarado en una entrevista que además de continuar con su trabajo como animador 3D, seguirá desarrollando proyectos independientes en el futuro. La atención que ha generado su cortometraje (más de 2 millones de visitas en Vimeo) seguro le proporciona el apoyo necesario para seguir creando.
Carlos Batlló
junio 2010