En una oficina siniestra un jefe tirano decide substituir los obreros por robots. Una de las primeras historietas 2D creadas por ordenador.
Technological Threat (Brian Jennings/Bill Kroyer, 1988) YouTube
Nominación Oscar 1988 (mejor corto de animación).
Technological Threat es un precursor de la animación de la década de los ’90. Creado en 1988 por Bill Kroyer, es una de las primeras historietas 2D creadas por ordenador. Éste no fue el medio exclusivo de producción, sino que se encuentra integrado con la animación tradicional.
El corto abre con un plano similar a los ofrecidos por Billy Wilder en The Apartment, partiendo de un personaje integrado en una producción en cadena, deshumanizado, convertido en una pieza más del engranaje. Pero si algo nos llama poderosamente la atención en Technological Threat es una crítica subyacente similar a la plasmada años atrás por Chaplin en Modern Times. Bill Kroyer se encarga de caricaturizar la pretensión del empresario por convertir el obrero en una máquina a merced del trabajo esclavista. Esta mecanización del proletariado alcanzará su máximo exponente cuando sea sustituido por verdaderos autómatas programados con el único fin de rentabilizar al máximo la producción. La eficacia de esta crítica reside, en gran medida, en el uso de personajes de la animación tradicional; a partir de atribuirles cualidades humanas se erige el diálogo sobre las relaciones sociales.
Resulta interesante como Kroyer pretende establecer matices en esta crítica partiendo del uso diferenciado de la tecnología. El uso de la animación tradicional para los personajes que representan personas, y por otro el uso del la técnica 3D, aplicada a los robots, nos lleva a pensar que quizás haya una intención detrás de marcar esa diferencia doblemente, entre hombres y máquinas. Es una manera de reforzar el mensaje, y una metáfora muy potente. Asimismo, parece que el director quiere que la idea de relevo del hombre por parte de la máquina quede plasmada más allá de la imagen que podemos ver, llegando hasta la propia ontología de la misma. Esta circunstancia nos lleva a hablar de un estadio metafórico, que supera lo que podemos ver y nos lleva a pensar en la sustitución de la imagen analógica por la imagen de síntesis. La animación en 2D es vista como un grado en la evolución desde el bisonte de Santillana del Mar, hacia el culmen de la imagen libre de referentes reales, que puede ser moldeada completamente sin ataduras de tiempo ni espacio. Por ello la animación a base de dibujos queda relegada a un segundo plano, estando como está condicionada por los atributos humanos de su creador. Además, aprovecha esta coyuntura para llevar a término una alegoría del progreso, exhibiendo las bondades del mismo a través de un amplio abanico de posibilidades, como la máxima eficacia de los autómatas en el desarrollo de sus tareas, al contrario del hombre.
Bill Kroyer pretende sacar el máximo partido a la introducción del diseño por ordenador a través de la recreación de numerosos efectos visuales, como si tratara de defender algunas de sus cualidades. Por el contrario, se trata de una animación primitiva, a la que aún le falta madurar; por ello, es normal encontrar un movimiento más antinatural en los androides, figuras que a su vez desprenden informidad, presentando una fisonomía poco definida.
Volviendo la mirada hacia el entramado ideológico de Technological Threat, merece especial atención el contraste entre la diafanidad y la pureza que emanan de un espacio blanco en su plenitud y el cromatismo variado de los personajes. Este tratamiento es ciertamente paradójico si consideramos que precisamente este espacio constituye un entorno adverso, con el capitalismo por bandera. Kroyer utiliza un perro malhumorado para caricaturizar la figura del empresario despiadado, preocupado en su totalidad por continuar amasando dinero; el puro constituye uno de sus atavíos más característicos, y así es reproducido. Esta animación, lejos de ser una muestra de pasión exacerbada por el marxismo, pretende escenificar, en clave de humor, el panorama capitalista que rige el funcionamiento de la sociedad a escala mundial. Kroyer aprovecha también para echar una mirada al pasado, haciéndose eco del movimiento ludista imperante en la Inglaterra de principios del siglo XIX; el único trabajador que permanece en la empresa decide emprender medidas disuasorias contra la maquinaria para defender su puesto de trabajo. Se trata de una adaptación del movimiento obrero a los tiempos que corren, con un claro trasfondo crítico. Eso sí, en Technological Threat, título más que significativo sobre las intenciones de Bill Kroyer, el director plantea también aspectos morales, abarcando el concepto de corrupción; dicho trabajador termina arrebatando el control a los autómatas y reproduciendo pautas de conducta y actitudes propias de los más descarnados empresarios capitalistas; accionando el botón que durante toda la historieta se ha erigido como símbolo del poder, el trabajador termina convirtiéndose en verdugo del sistema.
Esta ambición personificada en la figura del obrero constituye una advertencia sobre las vicisitudes del poder, que puede llegar a corromper el individuo, convirtiéndose a su vez en un ser deshumanizado, casi tanto como las nuevas tecnologías.
Víctor Díaz
junio 2009