Docuficción sobre la vida del dibujante/animador canadiense Ryan Larkin.
Ryan (Chris Landreth, 2004) YouTube
Oscar 2004 (mejor corto de animación). Mejor animación de SIGGRAPH’04. Premio Ars Electronica’04. Producción de National Film Board of Canada.
‘Ryan’, ganadora del Óscar al Mejor Corto de Animación en 2004, de Chris Landreth, es documental y ficción, realismo y delirio, biografía y autobiografía. Se trata de un homenaje a Ryan Larkin, animador canadiense que produjo algunas de las piezas más influyentes de su tiempo. Aún así, la desidia, el alcohol, las drogas y el desencanto por la humanidad lo mutilaron como creador.
Para explicar esta historia, Landreth resume la decadente vida de Ryan a partir de una conversación entre ambos en un lugar hostil y gris, un centro de beneficencia donde el protagonista pasó sus últimos años de vida. Sin abandonar el carácter ficcional inherente e imposible de desvincular de la animación, el director se sumerge en el género documental y mediante el uso del lenguaje y los elementos formales del documental nos acerca a otra concepción de la animación 3D. Así pues, resulta muy acertada la combinación de la voz en off con fragmentos de entrevista, la inserción de fragmentos de las obras de Ryan y, sobre todo, la aparición de personajes testimonios cercanos a él como Felicity, su pareja, o Derek Lamp, su productor ejecutivo.
Este recurso nos conduce, tanto al espectador como al propio protagonista, por apreciaciones, senderos mentales, recuerdos y miedos, que finalmente, hacen estallar, literalmente, la cabeza de Ryan. Visualmente, esto se muestra a partir de lo que Landreth nombra “realismo psicológico”, que recuerda a los efectos conseguidos en Waking Life de Richard Linklater. Consiste en hacer visible lo invisible, en reproducir el funcionamiento de la mente, en acentuar la apariencia visual de las huellas del pasado, del dolor, del miedo o incluso, de las conexiones neuronales.
Además, Landreth se cuestiona como leitmotiv uno de los mayores miedos del artista: la pérdida de la inspiración y la incapacidad de crear; de manera que nos deja ver una analogía directa entre la historia de Ryan y la del propio Chris, haciendo de éste un personaje igual de susceptible a perder el sentido de su vida y de sus creaciones. En este momento, en una especie de alucinación de las que impregnan toda la pieza, vemos cómo el propio creador queda encadenado por sus miedos y flujos mentales.
‘Ryan’ es la decadencia, el delirio animado, la pérdida de una visión romántica del mundo y, sobre todo, la visualización de cómo todo se paraliza, se desmorona y estalla dentro de nuestras mentes.
Cristina Moreno
junio 2010