El tedio laboral permite grandes fantasías. Cortometraje basado en el cuento de Julio Cortázar.
Posibilidades de la abstracción (Axel Bunge, 2003) YouTube
Trabajo de fin de estudios del Máster en Animación de la Universidad Pompeu Fabra.
El tedio laboral permite grandes fantasías. Cortometraje basado en el cuento de Julio Cortázar.
Posibilidades de la abstracción (Axel Bunge, 2003) YouTube
Trabajo de fin de estudios del Máster en Animación de la Universidad Pompeu Fabra.
“Trabajo desde hace años en la Unesco y otros organismos internacionales, pese a lo cual conservo algún sentido del humor y especialmente una notable capacidad de abstracción (…)” Así empieza el cuento de Julio Cortázar, Posibilidades de la Abstracción, perteneciente al libro Historias de Cronopios y Famas y en el que se basa el cortometraje del mismo nombre, realizado por Alex Bunge (Buenos Aires, 1973).
Qué mejor combinación que la animación y Cortázar, maestro de la narración breve y cuyos cuentos, en su mayoría subjetivos, con tendencias surrealistas y situados fuera de toda linealidad temporal, se prestan a ser transformados visualmente. Bunge lo consigue, además, con la elegancia de no pronunciar ni una sola palabra en los seis minutos que dura el cortometraje.
El movimiento lento y constante del ventilador, excesivamente grande y presentado como un ser vigilante, inicia la historia del hombre cansado de su trabajo burocrático y que, a pesar de él, ha sido capaz de conservar su capacidad de abstracción, “es decir, que si no me gusta un tipo lo borro del mapa con sólo decidirlo, y mientras él habla y habla yo me paso a Melville y el pobre cree que lo estoy escuchando.”
Las técnicas y texturas utilizadas crean una parte significante de la historia y potencian su expresividad. De hecho, a la hora de transformar en imágenes las palabras de Cortázar, Bunge buscaba un acabado más cálido del que le ofrecía el clásico mundo del 3D. Su idea original se basaba en la experimentación con el aspecto final de la película. Imágenes cálidas a palabras cálidas. Y le dio resultado.
Pero, a pesar de estar excelentemente tratada visualmente y de haber sido reconocida en diferentes festivales (Mejor cortometraje español del año, Animadrid 2004; Mejor cortometraje animado, Sagunt 2004), ¿es posible alcanzar el mismo nivel de comprensión que con el texto? Mi respuesta es un rotundo no. Las palabras de Cortázar, especialmente al final, no son equiparables al cortometraje que, en mi opinión, peca de cierto dramatismo: “Mi secretaria lloraba, leyendo el decreto por el cual me dejaban cesante. Para consolarme decidí abstraer sus lágrimas, y por un rato me deleité con esas diminutas fuentes cristalinas que nacían en el aire y se aplastaban en los biblioratos, el secante y el boletín oficial. La vida está llena de hermosuras así.”
Natxa Pomar
junio 2009