Galería 3D  

Imágenes para ser escuchadas y música para ser vistas. Este es el objetivo de Brian Evans, y de tantos otros anteriormente, que comparten la obsesión por lo que conocemos como “música visual” (a veces también conocido como música con color).

Desde que el crítico de arte Roger Fry habló en 1912 de la plasmación de música en la pintura de Kandinsky este concepto artístico ha ido en aumento, sobretodo con las facilidades que permiten los ordenadores para la composición musical y visual.

Brian Evans no se queda sólo con el trabajo de imágenes musicales y música visual, sino que trabaja con otros conceptos en su “Limosa”. Primero de todo, trabaja con modelos numéricos para crear las imágenes y las composición musical. Y se aprecia un trabajo porque las imágenes, que en ocasiones parecen imágenes fractales, tienen un componente geométrico que se deforma en otras composiciones a veces parecen creadas por el humano y otras son más anárquicas.

Pero todo el proceso de la deformación de las composiciones visuales, que puede parecer que no tenga un sentido narrativo o que no pretenda llegar a ninguna parte sorprende y acaba en forma de loop.

“Los loops nos mueven a través del tiempo de forma dinámica hacia un patrón de tensión y resolución. Es música. Por ejemplo la armonía clásica del Oeste. La llamamos tonalidad. La música tonal nos da estabilidad, una escala, una tónica. Estamos seguros allí, es casa nuestra. Si dejamos este centro tonal, nos llevan hacia disonancia, discordia, conflicto. Entonces buscamos un retorno a la armonía para la estabilidad. Tensión-alivio-tensión-alivio… eso es un loop” decía Brian Evans en su teoría sobre los loops.

Los compositores podrían llamar a esta composición: narrativa. El argumento es abstracto, los personajes son pitagóricos y las variables buscan expresiones simples. Es un conflicto buscando consonancia. Es como el tiempo pasa para nosotros. El tiempo como conflicto buscando resolución. Una narrativa. Un loop.