El rechazo a la diferencia en una oscura ciudad.
Le Processus (X. Hermuzière / P. Grammaticopoulos, 2000) YouTube
Premio Ars Electronica 2001. Trabajo de fin de estudios de Supinfocom.
El rechazo a la diferencia en una oscura ciudad.
Le Processus (X. Hermuzière / P. Grammaticopoulos, 2000) YouTube
Premio Ars Electronica 2001. Trabajo de fin de estudios de Supinfocom.
En ‘Metrópolis’, el cineasta alemán Fritz Lang nos presentaba una megalópolis del siglo XXI donde los obreros vivían en un gueto subterráneo, en el que se encontraba el corazón industrial de la ciudad, con la prohibición de salir al mundo exterior.
Setenta y tres años más tarde, en el 2000, Xavier De L’Hermuzière y Philippe Grammaticopoulos, dos alumnos de Supinfocom, prestigiosa escuela francesa especializada en la imagen de síntesis, presentaban ¡Le Processus¡, un cortometraje de animación en blanco y negro, realizado con Maya, de ocho minutos de duración. En él, al igual que en el filme de Lang, se representa toda una historia sobre la alienación humana: un grupo de hombres idénticos, vestidos con sombreros de copa y abrigos abrochados hasta el cuello, marchan al unísono a través de una puerta giratoria que se mueve constantemente. Los hombres marchan de manera idéntica, siguiendo una especie de mecanismo constante de relojería, con un movimiento vibrante, y simétricamente alineados, inundando las calles y pasillos. En esta marcha, uno de los individuos tiene la mala suerte de perder su sombrero y, debido a la multitud, es incapaz de recuperarlo. De pronto, el hombre con la cabeza desnuda se convierte en el foco de atención de sus compañeros, de los que se ve obligado a huir.
A través de una banda sonora variada, compuesta por Ivo Malec, Nine Inch Nails y Parmegiani, De L’Hermuzière y Grammaticopoulos generan un montaje vibrante de la huida del fugitivo, que marcha a contracorriente, expulsado de pronto de su sociedad, por el impacto que provoca la pérdida de su sombrero en el mundo que lo rodea.
‘Le Processus’ es la representación digital de una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El cortometraje es, al mismo tiempo, una reflexión sobre la pérdida de la individualidad en la que se representan toda una serie de individuos alienados que responden violentamente ante la diferencia.
Los dos creadores llevan a cabo un tratamiento elegante y artístico del tema del militarismo (la estatua como representación metafórica de la dictadura) y de la conformidad, la representación de todo un mundo orwelliano que permanece grabado en la memoria.
Como reflexión final, recalcar el hecho de que el personaje perseguido se acaba volviendo a convertir en un perseguidor; reflexión, con un cierto trasfondo irónico, sobre la realidad social en la que nos movemos, donde parece que se ha perdido la memoria a largo y corto plazo.
Javier Ferreiro
junio 2010