Esta compilación de anuncios y cabeceras televisivas nos enseñan cómo pasa el tiempo. Hace 20 años de estas animaciones (y se nota y mucho!), animaciones básicamente de figuras fijas y estructuras geométicas que se mueven en un entorno no realista. Además si le sumamos la estética ochentera que poseen la mayoría de las piezas audiovisuales nos produce un rechazo como espectador, y es que muchas de ellas nos parecen cutres.
Pero esta deducción simplista nos ha de hacer plantear principalmente dos temas; primero, con que médios se hicieron? A inicios de la década de los 90, los ordenadores eran escasos y los que podían procesar imágenes 3D eran muy caros, internet era aún una novedad que contaban desde Estados Unidos. Por eso tenemos que valorar los fragmentos de imágenes sintéticas contando las limitaciones técnicas de la época y del ámbito en el que se hacían, y no desde la perspectiva de nuestra mirada del 2010. Seria injusto no mirarlas con el contexto en el que se hicieron.
El segundo tema de reflexión que tenemos que llevar a cabo viendo estas imágenes es cómo se verán las animaciones en 3D que ahora nos convencen tanto. Hemos comprobado cómo acusan el paso del tiempo estas animaciones del 91, pero cómo lo harán las imágenes sintéticas de la actualidad dentro de 20 años?
A parte de estos dos temas de reflexión, los diferentes anuncios y cabeceras televisivas son muy diferentes entre si. Por ejemplo, hay algunos con concepciones más modernas como el anuncio de el tren de alta velocidad (AVE) en el que se trabaja imagen sintética y imagen real grabada, haciendo que un tren hecho por ordenador circule por estaciones de tren y puentes reales. Este es un elemento interesante, porque uno de los principales fallos de algunas de estas cabeceras son los fondos. Los degradados ochenteros grises o azules que en primer término tienen estructuras geométricas en movimiento, cómo por ejemplo “Su media naranja”, se ven poco estéticos y antiguos.
También reconocer el mérito de algunas cabeceras hechas con más ingenio, en las que no se acusa tanto el paso del tiempo como la “pixariana” Radiola y otras que sí lo acusan por ser demasiado coloristas y sobre iluminadas pero que funcionan cómo “Fiesta y cine”.
En conclusión, tenemos que contextualizar estas piezas en el momento y la forma en que se pudieron hacer, sólo así podremos valorar su verdadero mérito.
Esta compilación de anuncios y cabeceras televisivas nos enseñan cómo pasa el tiempo. Hace 20 años de estas animaciones (y se nota y mucho!), animaciones básicamente de figuras fijas y estructuras geométicas que se mueven en un entorno no realista. Además si le sumamos la estética ochentera que poseen la mayoría de las piezas audiovisuales nos produce un rechazo como espectador, y es que muchas de ellas nos parecen cutres.
Pero esta deducción simplista nos ha de hacer plantear principalmente dos temas; primero, con que médios se hicieron? A inicios de la década de los 90, los ordenadores eran escasos y los que podían procesar imágenes 3D eran muy caros, internet era aún una novedad que contaban desde Estados Unidos. Por eso tenemos que valorar los fragmentos de imágenes sintéticas contando las limitaciones técnicas de la época y del ámbito en el que se hacían, y no desde la perspectiva de nuestra mirada del 2010. Seria injusto no mirarlas con el contexto en el que se hicieron.
El segundo tema de reflexión que tenemos que llevar a cabo viendo estas imágenes es cómo se verán las animaciones en 3D que ahora nos convencen tanto. Hemos comprobado cómo acusan el paso del tiempo estas animaciones del 91, pero cómo lo harán las imágenes sintéticas de la actualidad dentro de 20 años?
A parte de estos dos temas de reflexión, los diferentes anuncios y cabeceras televisivas son muy diferentes entre si. Por ejemplo, hay algunos con concepciones más modernas como el anuncio de el tren de alta velocidad (AVE) en el que se trabaja imagen sintética y imagen real grabada, haciendo que un tren hecho por ordenador circule por estaciones de tren y puentes reales. Este es un elemento interesante, porque uno de los principales fallos de algunas de estas cabeceras son los fondos. Los degradados ochenteros grises o azules que en primer término tienen estructuras geométricas en movimiento, cómo por ejemplo “Su media naranja”, se ven poco estéticos y antiguos.
También reconocer el mérito de algunas cabeceras hechas con más ingenio, en las que no se acusa tanto el paso del tiempo como la “pixariana” Radiola y otras que sí lo acusan por ser demasiado coloristas y sobre iluminadas pero que funcionan cómo “Fiesta y cine”.
En conclusión, tenemos que contextualizar estas piezas en el momento y la forma en que se pudieron hacer, sólo así podremos valorar su verdadero mérito.
Víctor Sala
junio 2010