Las aventuras de un guerrero nórdico basadas en un antiguo poema épico inglés. Film con actores y entornos 3D visualizados a partir de actores reales.
Beowulf (Robert Zemeckis, 2007)
Tráiler YouTube
Realizado con las mismas técnicas de captura del movimiento empleadas en The Polar Express. Sitio oficial.
Beowulf es una fantasía épica basada en el poema anglosajón que ha sido dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por unos digitalizados Ray Winstone, Angelina Jolie, Anthony Hopkins, John Malkovich y Robin Wright Penn, entre otros.
El cineasta Robert Zemeckis viene utilizando desde hace años nuevas técnicas visuales que impulsan el entretenimiento cinematográfico a nuevos límites. Dentro de esas intenciones se enmarca Beowulf. Curiosamente, lo que Zemeckis ha entregado aquí no se asemeja en absoluto al film infantil que nos ofreció con su anterior Polar Express, realizada también en Motion Capture (tecnología que permite captar los movimientos del rostro de un actor por medio de sensores). Esta vez muestra una visión completamente distinta con figuras femeninas espectaculares y sugerentes y combates ciertamente crudos. Zemeckis entrega un relato de aventuras sencillo pero intenso, y de momentos fascinantes en abundancia como todas las escenas relacionadas con Grendel y su misteriosa madre.
La concepción del mundo también merece una reflexión el alma de la historia es la lujuria, la avaricia, la mentira, pero también su posibilidad constante de redención y sacrificio. A primera vista se divide entre buenos y malos, pero en realidad se trata de una mezcla de personalidades llenas de virtudes y defectos, fortalezas y debilidades, y totalmente sujetas a su entorno.
Beowulf nos sitúa en un tiempo de héroes, en Dinamarca. En primer lugar encontramos al Rey Hrothgar (Anthony Hopkins) añejado en sus vicios, rodeado de guerreros y cortesanos incompetentes y de la Reina Walthow, distante y asqueada de su compañía. El reinado de Hrothgar vive bajo la sombra del gigante Grendel (Crispin Glover) una bestia que acecha los alrededores de la ciudad provocando un caos y una destrucción imparables que, después de que varios de los llamados «héroes» intentasen hacerle frente, solo «su sangre bañaba los suelos del lugar» después de enfrentarse a él.
Ésta maldición que los amenaza atrae la atención de Beowulf (Ray Winstone) en el papel del héroe legendario noble y altivo, orgulloso y temerario, el cual troca todas aquellas virtudes enfatizadas por una vida de aventuras en favor de la estabilidad de un reinado, y quizá algo de lujuria. Éste da muerte al monstruo que asola la región provocando así la ira de su monstruosa, a la vez que seductora madre, (Angelina Jolie) quien en venganza ataca el reino. Beowulf se hace con la responsabilidad de dar muerte a dicha criatura y va en su busca. Lleva con él un cuerno de oro, adornado con la figura de un dragón, obsequio del Rey por haber acabado con el demonio Grendel. Al entrar en la guarida de la bestia el cuerno se ilumina, insinuando una estrecha relación entre el objeto y la criatura maldita. La Madre de Grendel propone un trato a Beowulf, él le devolverá el hijo que le arrebató y el cuerno dorado y ella le dará poder, riqueza, y le convertirá en Rey. La criatura demoniaca le advierte de que mientras el cuerno permanezca en su poder todo irá bien y no tendrá ningún problema para disfrutar de la fantástica vida que ella le ofrece.
Al regresar al castillo Beowulf miente y dice que ha acabado con la fiera que les atormentaba, todos le creen, excepto el Rey que en su día también fue seducido por la bestia, y desde entonces está maldito. Hrothgar se suicida y Beowulf hereda su reino y a su esposa. El paso de los años convierte a nuestro héroe en un rey tan viejo y despreciable como su predecesor. Entonces, al tratar de enfrentar a un nuevo enemigo, engendrado por sí mismo, Beowulf cae en cuenta de su realidad y sus miserias.
Beowulf pasa de ser un héroe de leyenda a desenmascararse como un cobarde traidor, aunque no por ello queda desvirtuado a los ojos ni de su séquito ni del espectador pues, en realidad, el Mito se ha convertido en Hombre, nada más: un ser vulnerable, mundano, que con el paso de los años se dará cuenta de su error y deberá enfrentarse a sus propios miedos otorgándole, curiosamente, la redención que su alma anhela. Por ello, Beowulf no hace sino presentarnos al Hombre como Monstruo y viceversa. Un ejemplo seria el diálogo entre Beowulf y Walthow, antes de ir a la batalla final, completa perfectamente el perfil de nuestro héroe que finalmente se declara un «ser humano con debilidades y fortalezas».
Algunas de las críticas que ha recibido la película es que adolece exactamente de los mismos errores (aunque en menor medida) que adolecía el anterior intento de Robert Zemeckis, Polar Express, de digitalizar a sus personajes. Los personajes no están siempre al nivel de su entorno, al menos gráficamente, pues el preciosismo de sus primeros planos y su hiperrealismo quedan en parte desvirtuados tanto con algunos de sus movimientos como por sus personajes terciarios, muy poco definidos en algunos casos. Por ello, y a pesar del primer impacto visual de Beowulf uno no puede dejar de tener la sensación de que está viendo una larga introducción de un juego de consola de última generación.
Las críticas más positivas alaban que la historia, a pesar de resultar predecible en términos generales, no deja de resultar interesante, sobre todo gracias a unos diálogos no demasiado extensos aunque sí efectivos. Por otro lado, uno de los mayores logros de la película de Robert Zemeckis es que, aunque pueda resultar paradójico, no abusa de los efectos especiales, basándose en un ritmo narrativo relativamente sosegado y sobrio en líneas generales a excepción de su tramo final, cosa que sin duda favorece a la propia condición épica del metraje. Además, las escenas de lucha, ajetreo o simples momentos, detalles sólo capaces de hacer mediante el diseño por ordenador y que no hubieran sido posibles mediante el movimiento de una cámara únicamente, son sublimes. Espectaculares pero sin exagerar hasta lo empalagoso, emocionantes pero sin hacerse angustiosas, extendidas y minuciosamente concretas pero sin hacerse pesadas, y, sobre todo, crueles pero sin rozar el mal gusto.
Sonia Ruiz
junio 2009