Spot premiado en IMAGINA 2000 y exhibido en SIGGRAPH 2000.
El éxito de un spot depende, en gran medida, de su capacidad para sorprender al espectador. Sin duda, los extraterrestres de Renfe lo consiguen. Una historia simple pero perfectamente estructurada nos presenta la inauguración de un nuevo trayecto ferroviario entre dos de las principales ciudades españolas.
Este anuncio fue galardonado en Imagina del año 2000, un festival que se celebra anualmente en Montecarlo y que reúne empresas y creadores del sector de las artes visuales y el diseño 3D. No sabemos qué elemento gustó más al jurado pero lo cierto es que el creativo Juan Tomicic consigue que extraterrestres y trenes se relacionen con naturalidad y humor. El éxito se debe, por una parte a la buena integración de la imagen sintética – muy perfeccionada – en la realidad y por otra, a unas técnicas argumentativas clásicas pero eficaces.
Aunque el diseño de alienígenas permita más libertad y licencias que otras caracterizaciones más realistas, los dos personajes que aparecen en el spot están bien logrados. Cabe destacar el trabajo de las texturas, tanto por la hierba y su movimiento como por la supuesta piel de los dos extraterrestres. El atropellamiento está resuelto ágilmente y es la excusa perfecta para presentarnos la analogía que representa el tren. Y es que ya desde un inicio el anuncio recurre a las técnicas argumentativas más antiguas. Es decir, ubica al espectador en unas coordenadas espaciotemporales utilizando un inicio quijotesco que nos anuncia que lo que estamos viendo sucede ahora, en el momento presente, y “en algún lugar entre Madrid y Valencia”. Al mismo tiempo, presenta a unos personajes durante su actividad para finalmente, sorprendernos y mostrarnos exactamente el producto, el nuevo tren Alaris. De esta manera, nos aparece un tren – aparentemente nada extraordinario – como un vehículo intergaláctico, futurista y tan extraordinario que parece de otro mundo.
Tradición y modernidad se unen gracias a la simbiosis entre la argumentación clásica y los últimos avances en diseño tridimensional. Una muestra más de la convergencia de las artes humanísticas con los logros tecnológicos que tiene lugar, cada vez más, en el mundo audiovisual.
El éxito de un spot depende, en gran medida, de su capacidad para sorprender al espectador. Sin duda, los extraterrestres de Renfe lo consiguen. Una historia simple pero perfectamente estructurada nos presenta la inauguración de un nuevo trayecto ferroviario entre dos de las principales ciudades españolas.
Este anuncio fue galardonado en Imagina del año 2000, un festival que se celebra anualmente en Montecarlo y que reúne empresas y creadores del sector de las artes visuales y el diseño 3D. No sabemos qué elemento gustó más al jurado pero lo cierto es que el creativo Juan Tomicic consigue que extraterrestres y trenes se relacionen con naturalidad y humor. El éxito se debe, por una parte a la buena integración de la imagen sintética – muy perfeccionada – en la realidad y por otra, a unas técnicas argumentativas clásicas pero eficaces.
Aunque el diseño de alienígenas permita más libertad y licencias que otras caracterizaciones más realistas, los dos personajes que aparecen en el spot están bien logrados. Cabe destacar el trabajo de las texturas, tanto por la hierba y su movimiento como por la supuesta piel de los dos extraterrestres. El atropellamiento está resuelto ágilmente y es la excusa perfecta para presentarnos la analogía que representa el tren. Y es que ya desde un inicio el anuncio recurre a las técnicas argumentativas más antiguas. Es decir, ubica al espectador en unas coordenadas espaciotemporales utilizando un inicio quijotesco que nos anuncia que lo que estamos viendo sucede ahora, en el momento presente, y “en algún lugar entre Madrid y Valencia”. Al mismo tiempo, presenta a unos personajes durante su actividad para finalmente, sorprendernos y mostrarnos exactamente el producto, el nuevo tren Alaris. De esta manera, nos aparece un tren – aparentemente nada extraordinario – como un vehículo intergaláctico, futurista y tan extraordinario que parece de otro mundo.
Tradición y modernidad se unen gracias a la simbiosis entre la argumentación clásica y los últimos avances en diseño tridimensional. Una muestra más de la convergencia de las artes humanísticas con los logros tecnológicos que tiene lugar, cada vez más, en el mundo audiovisual.
Roser Graell
junio 2010