Del bit al robot
El discreto encanto de la computadora

Pioneros de la animación

Fotograma del film "Gertie, the Dinosaur" (Winsor McKay, 1914)

      «El hotel eléctrico»
      (Segundo de Chomón, 1905)

      El año oficial del nacimiento del cine es 1895, pero el nacimiento del cine de animación se produjo unos diez años más tarde, en 1905. Aquel año el aragonés Segundo de Chomón produjo dos películas significativas: «Eclipse de sol», el primer documental de astronomía, y «El hotel eléctrico», seguramente la primera animación de la historia, aunque la historia oficial, escrita sobre todo por anglosajones y franceses, dice que este honor corresponde a «The Haunted House», del inglés afincado en los Estados Unidos James Stuart Blackton.

      Dos años después, Chomón abandonó Barcelona donde trabajaba para instalarse en París contratado por los hermanos Pathé, que necesitaban competir en el terreno de la fantasía con su gran rival Georges Méliès. De esta época es «Los Ki ri ki», uno de los primeros films coloreados con un sistema ideado por el propio Chomón.

      En París florecían entonces las vanguardias artísticas y también las cinematográficas. Allí vivía un dibujante de cómics, Émile Cohl, que al ver el hotel automatizado de Chomón imaginó nuevas posibilidades para aquel tipo de cine.

      «Fantasmagorie»
      (Émile Cohl, 1908)

      Con la misma técnica del registro fotograma a fotograma, Cohl realizó entonces «Fantasmagorie», film que tiene el valor de abrir la animación al campo del grafismo. Mientras que en Chomón y Méliès la animación es subsidiaria de argumentos y de escenarios reales, Cohl abre el camino de la fantasía y los mundos oníricos. Cohl, además, no animaba objetos sino caracteres con personalidad propia, de ahí que se le considere el precursor de los cartoons.

      Al otro lado del Atlántico, Winsor McCay era otro dibujante de cómics, autor de una famosa tira del New York Herald, «Little Nemo». Además de dibujar, McCay se dedicaba a escribir y a producir teatro de vodevil. Buscando variedad y originalidad para sus espectáculos, McCay se interesó por el cine de animación y se puso en contacto con Blackton. El resultado fue el estreno, en 1911, de un vodevil en el cual, en un momento dado, sobre una pantalla aparecía el popular Little Nemo en movimiento, con ánima.

      Unos años después McCay realizaría «Gertie, the Dinosaur», considerada su obra más notable. Antes de comenzar la proyección de este film, McCay se colocaba, elegantemente vestido y con un látigo en la mano, delante de la pantalla; entonces se ponía a gritar como un domador de animales; con gran sorpresa para los espectadores eso coincidía con la aparición de Gertie en la pantalla.

      «Little Nemo»
      (Winsor McCay, 1911)

      Más allá de los materiales puestos delante de la cámara —objetos y muñecos articulados, figuras de barro, siluetas o acetatos— la clave del género reside en el mecanismo de control del paso de la manivela de la cámara mediante el cual se puede trucar el tiempo y, en consecuencia, el movimiento de les imágenes.

      En el cine normal el movimiento de les imágenes es preexistente, la película tiene la facultad de registrarlo; cada fotograma es un instante congelado de este movimiento.

      En cambio, en el cine de animación el movimiento no existe previamente, sino que se crea sintéticamente. De aquí la habilidad esencial requerida a un animador: saber imaginar el movimiento. El cineasta experimental canadiense Norman McLaren lo expresaba diciendo que el cine de animación es «el movimiento dibujado, no unos dibujos que se mueven».

      Con la invención del paso de manivela, Chomón estableció los principios fundamentales de la animación. Después Cohl los aplicó al campo gráfico y estableció las bases de lo que, con los años, se convertiría en la poderosa industria de los dibujos animados —o de las animaciones dibujadas. McCay, por su parte, representa la ambición artística de la animación.

      «Gertie, the Dinosaur»
      (Winsor McKay, 1914)

      Estos precursores de la animación son, también, los precursores de la animación por computadora, la forma contemporánea del género. Los principios son los mismos; sólo cambian los instrumentos.

      En el caso de la computadora, el truco del paso de manivela es llevado al extremo: el elemento mínimo discretizado de la imagen es el píxel, mucho más pequeño que el fotograma, de manera que el cineasta tiene el control total tanto del espacio —el objeto filmado— como del tiempo —su movimiento.

      Con la computadora se materializa pues el principio de la animación según MacLaren: los programas especializados ofrecen herramientas con las cuales se dibuja, literalmente, el movimiento, mediante la definición de trayectorias, velocidades, aceleraciones; algunas tienen en cuenta incluso las leyes de la inercia, la resistencia de materiales, etc. para conferir más realismo a las imágenes.

      Puestos a escoger un padre del cine de animación, este sería Segundo de Chomón; lo inventó más o menos al mismo tiempo que Stuart Blackton, pero hizo un uso del mismo mucho más variado. Además, en el legado de Chomón hay otras importantes contribuciones al cine, como el trávelin, un excelente oficio como director de fotografia y una obra extensa e imaginativa.

      Chomón sería, también, el abuelo de la animación por computadora. En su film «La licuefacción de los cuerpos duros» (1909), se ve un actor que se deforma y se convierte primero en un muñeco de alambre y finalmente en una masa informe, ¿no es este el primer morphing de la historia?

       

      Texto aparecido en el ciclo Sala HAL (IUA/UPF, 1995)